
Siempre he considerado que la comunicación escrita implica
el riesgo de no acertar con las palabras precisas y en consecuencia dar lugar a
equívocos interpretativos. Con la oral es distinto, porque al estar presente el
receptor o los receptores, se puede rectificar inmediatamente si se perciben equívocos.
Yo, aunque procuro comunicarme de palabra siempre que puedo, recurro inevitablemente al WhatsApp
de vez en cuando.
Hace seis años, un buen amigo mío y antiguo compañero de
colegio y yo nos propusimos contactar con el mayor número posible de nuestros antiguos condiscípulos, para, de vez en cuando, reunirnos a comer y charlotear. Como medida
complementaria, creamos una lista de WA en la que incluimos la media docena de
nombres que habíamos localizado hasta entonces y que con el tiempo se ha ido
incrementando hasta sobrepasar la quincena.
Naturalmente, el propósito de esta lista era el de facilitar
la comunicación entre nosotros, pensando en las convocatorias de comidas, lo
que no es óbice para que, ya que existe, se aprovechara para enviar a los demás
alguna información que pudiera ser de interés general o incluir algún simpático chascarrillo. También, por qué no, para
felicitar santos y cumpleaños.
Sin embargo, como existe tan mala cultura de la utilización
de esta útil herramienta de comunicación, evidente contagio de la bazofia que circula por las redes, pronto empezaron a aparecer escritos de carácter político, de esos de “enviado muchas veces”,
por supuesto no escritos por el remitente, sino simplemente “catapultados”. Por
cierto, entre ellos fake news, pero sobre todo insultos y burdas
descalificaciones. Añadiré, además, que los dardos siempre iban dirigidos en la misma
dirección, desde posiciones conservadoras y de ultraderecha hacia el gobierno
actual y sus socios. Nunca me he encontrado ninguno en sentido contrario, lo que resulta curioso y da que pensar, teniendo en cuenta que en esta lista hay no pocos progresistas.
Yo intenté cortar aquello hasta en tres ocasiones,
simplemente recordando que nuestro grupo de WA no se había creado para “desunir”,
sino para “unir”. Obtuve buenas respuestas y, lo más importante, durante un
tiempo cesó el bombardeo. Pero poco a poco fueron reapareciendo estos reenvíos, hasta convertirse
en una avalancha de burlas, insidias y maledicencias, escritos con el desparpajo propio
de quienes están convencidos de que todos piensan como ellos. Ya se sabe que hay profesionales de la elaboración de agravios, al servicio del populismo y de la demagogia.
El
otro día, tras el reenvío de una “malévola” lista prefabricada de agravios a todo lo que suene
a Pedro Sánchez, en la que no faltaba de nada -incluso acusaciones de insultos
al rey e insinuaciones de actitudes anticlericales-, puse una cuarta advertencia del
riesgo de convertir la lista en una herramienta peligrosa para nuestra permanencia como grupo de viejos compañeros. No ha habido muchas respuestas, sólo alguna dándome la razón, otra contemporizando y achacándole al infundio la
categoría de broma, una tercera diciendo que no nos dividamos que para eso ya
está el gobierno. Incluso, y esto resulta llamativo, alguna sacando a relucir la libertad de expresión, como
si este tipo de actuaciones representara la quinta esencia de la democracia.
En cualquier caso, hablé a continuación con el autor del último envío, una persona a quien le tengo un gran aprecio y respeto personal. No nos veíamos desde la época escolar y los dos sabemos que ahora estamos en las antípodas políticas. Pero eso para mí no es ningún inconveniente, siempre que respetemos las ideas del otro como personas civilizadas que somos. Y, si entre nosotros hay debate en algún momento, que sea en otro foro, no aprovechando una lista de WA que no se creó para desunir sino para unir. Dejé claro que mi comentario no va dirigido contra las ideas de nadie, sino contra que se expresen en este grupo.
Como decía más arriba, han pasado varios días desde que envié mi advertencia. Al principio observé un cambio de estilo que prometía tranquilidad y sosiego, pero lamentablemente han vuelto a aparecer los viejos soflamas, los burdas insultos y la misma mala baba "reenviada muchas veces". De otras listas de WA ya me hubiera dado de baja hace tiempo, pero de ésta, que me une a una época escolar inolvidable, no lo voy a hacer. A pesar de que tentaciones tengo muchas.
Es muy difícil, pero ¡ánimo, Luis!
ResponderEliminarFernando (el de los ánimos de arriba)
ResponderEliminarComo dicen los castizos, en peores garitas he hecho guardia. En cualquier caso, mantengo el contacto con mis antiguos compañeros de colegio, que es lo más importante, aunque alguno se "pase de la raya".
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