Parece ser que la causa de esta
mamarrachada infantiloide está en la consigna que el señor Feijóo lanzó hace poco a la
cúpula conservadora, la de que había que estar en las redes sociales más activos que los de Vox. Debe de ser que los líderes del PP entienden por más activos más
infantiles, porque el video de marras se las trae.
Confieso que en ocasiones, cuando oigo decir que el partido
que preside don Alberto carece de ideas, que en su proyecto de país hay más
agujeros que en un queso de Gruyer, me entran dudas de si no serán acusaciones
malintencionadas esgrimidas por el gobierno. Pero cuando me encuentro con decisiones
como las que han originado este video, se disipan mis dudas, porque se trata
de una iniciativa que pone de manifiesto que no son capaces de contraatacar
políticamente, sólo de propagar videos maliciosos, repetir insultos hasta la
saciedad y acogerse a la anécdota en vez de a la categoría.
La realidad que subyace detrás de todo esto es que temen que
les adelanten por la derecha. El PP está estancado en intención de voto,
mientras que Vox, aunque con lentitud, sigue creciendo. Lo que significa que,
ya no sólo se está partiendo el voto conservador, sino que el partido que
fundó Fraga Iribarne corre el peligro de ser superado por el de los seguidores de
Abascal.
No, don Alberto no lo tiene fácil, porque puede suceder
que durante su presidencia se pierda la hegemonía en la derecha que hasta ahora
ha disfrutado su partido. Por eso patalean en vez de hacer política; por eso caen en el
populismo barato, en vez de actuar como partido de estado.; por eso acuden a la
difusión de mamarrachadas, en vez de ejercer de oposición seria.
Pero es que, además, el señor Feijóo se está apoyando en
personajes como Miguel Tellado y Cuca Gamarra, políticos que en ocasiones parecen
extraídos de los dibujos de un caricaturista. Caras alargadas, sonrisas
aviesas y miradas perdonavidas, imagen contraria a la que debe dar un líder europeo moderno. Porque en política hay veces que la imagen vale más
que cien palabras.
En resumidas cuentas, los partidos de derechas andan a la
gresca entre ellos, lo que no sólo no les conviene, sino que además los induce
a mantenerse en una espiral de actitudes infantiles, con lo cual cada vez
agravan más su situación de debilidad.
Allá ellos.