Por lo general las críticas que reciben este tipo de actuaciones suelen ser de orden estético o
técnico. Recuerdo la construcción de las torres de la ciudad deportiva del Real
Madrid, proyecto que parte de la opinión pública calificaba de disparate
urbanístico, porque según ellos iban a congestionar una zona de la ciudad hasta entonces bastante
tranquila. Los rascacielos se hicieron, su silueta se ha incorporado al
skyline de Madrid y ninguna de las predicciones catastróficas se ha
cumplido.
Tampoco se me olvida el túnel de la M 30, que en su momento
levantó ampollas en parte de la opinión pública. Pues ahí está
descongestionando el tráfico, creando espacio para el Madrid Río, un bonito
parque fluvial, y abriendo a la urbanización barrios que hasta entonces
parecían no existir.
Yo nunca le pondré pegas a las inversiones públicas en
infraestructuras, porque soy un convencido de que la mejora en las
comunicaciones y en el urbanismo mejoran la vida de los ciudadanos y la hace
más confortable. Lo que sucede es que, como decía mi amiga “rojeras”, si se
disminuye la recaudación porque se bajan los impuestos y al mismo tiempo se
gasta el dinero a raudales en obras, necesariamente se estará detrayendo
presupuesto para la sanidad pública, para la enseñanza o para las ayudas
sociales a los más necesitados. Es de cajón aritmético.
Pero tampoco estoy de acuerdo con lo contrario, con
abandonar la creación de infraestructuras y el embellecimiento de las
poblaciones en beneficio exclusivo de las políticas sociales, porque no se
puede olvidar que el aumento de la calidad de vida de los ciudadanos es una mejora social.
En éste como en tantos asuntos públicos hay que buscar soluciones intermedias. Pero mucho me temo que en el Madrid de mis amores el equilibrio se esté rompiendo a favor del espejismo faraónico y en perjuicio de las ayudas sociales a los más necesitados.
Hace mucho tiempo que no voy a Madrid, por lo que no puedo opinar mucho al respecto, sólo referirme al pasado para referirme al famoso "scalextrix" de Atocha, que cuando lo quitaron supuso un enorme alivio a la vista.
ResponderEliminarLas obras públicas están bien, por supuesto, pero, como se dice aquí, "con sentidiño".
Fernando
Lo del "scalextric" de Atocha pertenece a otra época. Efectivamente era un bodrio.
EliminarLas mejoras urbanísticas siempre las acogeré con satisfacción, pero me preocupa que a los faraones se les vaya el presupuesto en pirámides y no quede dinero para lo más importante, las ayudas sociales.