Su comportamiento se está convirtiendo en un
espectáculo entre patético y bochornoso para la mayoría de los españoles y de
los valencianos en particular. El PP y su presidente lo sostienen a duras
penas, intentando no comprometer sus palabras demasiado. El señor Feijóo, en un alarde de clarividencia, dijo hace unos días que su dimisión podría dar paso a un gobierno de la izquierda
progresista, por lo que ahí estaba y ahí se quedaba… de momento.
Sin embargo, cuánto más tiempo dure esta esperpéntica
interinidad de facto peor para los intereses de los populares, porque las
contradicciones y las mentiras para tapar mentiras, no sólo perjudican la
imagen del señor Mazón, también la de los que lo protegen. Por mucha cautela
que pongan estos últimos cuando se refieren a su compañero de filas, su silencio y sus palabras a medias ponen de manifiesto su complicidad.
Tengo la sensación de que el tiempo juega en contra de los
intereses conservadores. El ovillo se ha enredado y el señor Mazón cada vez
que intenta deshacer los nudos los aprieta más. No tiene salida, porque su
ausencia en el centro de emergencias es
injustificable. Es cierto que los daños materiales habrían sido los mismos si
la señal de alarma se hubiera dado antes, pero a medida que se van conociendo
detalles de las muertes causadas por la catástrofe, van quedando menos
dudas de que muchas de ellas se hubieran podido evitar.
Uno de los argumentos que esgrimen algunos preclaros
dirigentes del PP es que el señor Mazón está centrado ahora en la recuperación de las zonas afectadas y que las urnas lo juzgarán en función del éxito de ésta. Pero la pregunta que
se hacen muchos es cómo se juzga la vuelta a la normalidad, porque no hay una
unidad de medida para cuantificarla. Si a esta circunstancia le unimos que
muchos de los afectados tardarán años en recuperar sus vidas anteriores a la
catástrofe, es fácil concluir que no puede confiar en que una buena gestión le salvará
de la situación de descrédito en la que ha caído.
Alguien debería aconsejarle al señor Mazón que dimita, que deje de dar tantas explicaciones esperpénticas y que se retire con la máxima dignidad posible. A no ser que lo que pretenda es mantenerse como aforado cuando lleguen las acciones judiciales que le amenazan.
No sé cómo no le avergüenza salir a la calle.
ResponderEliminarFernando
Si nos fijamos, es posible que ya no se atreva a salir a la calle. Estemos pendientes de lo que haga cuando empiecen las fallas.
EliminarLuis, no te olvides del apecto económico, porque si se va antes de que se cumplan determinados plazos no tendrá derecho a una serie de prebendas y salarios.
ResponderEliminarAngel
Es posible. Pero sobre todo parece que lo que le preocupa es el aspecto judicial. Hoy hemos sabido que al 112 habían llegado 19.000 llamadas solicitando ayuda antes de que se declarara la alarma. No es un dato periodístico sino del sumario judicial.
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