Ese mismo día Trump acababa de anunciar que retiraba ipso facto la ayuda militar a Ucrania, lo que había motivado una comparecencia ante los medios de Úrsula Van der Leyen para informar que proponía un aumento de la capacidad defensiva de la Unión Europea valorada en 800.000 millones de euros, nada más y nada menos. Por otro lado, se acababan de conocer las últimas estadísticas del empleo en España, según las cuales el número de afiliados a la seguridad social había aumentado en sólo un mes en 100.000 trabajadores. Por si fuera poco, llegaban noticias de que en Siria se había perpretado una matanza de unos 1.000 alauitas.
Pero para mi vecina de mesa las noticias importantes del día
no eran las que acabo de señalar, sino los comentarios del señor Feijóo
haciéndose eco de las acusaciones sin pruebas de Víctor Aldana, el empresario implicado
en muchos de los varios casos de corrupción abiertos en nuestro país. Tiene sentido que
a esta señora le inspiren en sus apreciaciones de carácter político las
señoritas y no las noticias destacadas, porque al fin y al cabo es lo único que oye decir al jefe de filas de los conservadores. Si sigue el curso de la actualidad a
través de las intervenciones de este último, no puede hablar de otra cosa.
Por cierto, en los últimos días hemos visto al presidente del gobierno
español asistir a varias reuniones de altos cargos de la Unión Europea,
interviniendo en ellas en inglés. Cuando pienso que en vez del señor
Sánchez pudiera estar representando a España el señor Feijóo, me entra una
inquietud tremenda, porque supongo que se tendría que limitar a decir good morning
o a esperar a que la traducción simultánea lo pusiera al corriente de por dónde
iban los tiros. Que un alto mandatario en estos tiempos de globalización no
sepa hablar inglés supone una limitación que sus votantes deberían tener en cuenta,
porque se trata de un hecho que puede dejarnos fuera de las
decisiones que se tomen en las altas esferas internacionales.
Volviendo al tema que hoy me ocupa, qué duda cabe de que es mucho más fácil hablar de señoritas que de empleo o de conflictos internacionales. Lo de las amiguitas lo entiende muy bien mi vecina de mesa, lo otro es muy posible que la dejara sin capacidad para emitir juicios políticos, lo que a su vez a mí me dejaría sin la oportunidad de estar entretenido oyendo juicios ajenos mientras me tomo una cerveza a la hora del aperitivo. No sé si son "oído largos", pero sí que a mí la capacidad auditiva me incita a entrar aquí de vez en cuando para dar mi opinión sobre lo humano, lo divino y... el gobierno.
Luis, ¿te imaginas que nombrasen a un alto cargo militar español para dirigir o coordinar una fuerza internacional y no supiera inglés?
ResponderEliminarPues lo mismo que el Sr. Feijóo.
Que la globalización no es solo (o "sólo", que escribirás tú) comprar en Amazon.
Angel
En cuanto a los acentos, yo me mantengo en mis trece. Respecto a lo otro, completamente de acuerdo. Los militares de hoy están obligados a saber inglés. Los políticos con pretensiones de llegar a presidente del gobierno deberían estarlo también.
EliminarNo es importante que una señora en particular centrase su atención en "las señoritas"; lo importante es que su voto vale como el de cualquiera y son muchos los que votan en función de noticias tan "importantes" como que el un ministro sea mas o menos putero. Si Feijoo no dirigiese su actividad política a tumbar al Gobierno y pensase en lo que interesa España, no se fijaría tanto en "las señoritas".
ResponderEliminarLa señora en cuestión tiene derecho a votar lo que le de la gana, por supuesto. Lo lamentables es que a muchos votantes les preocupe más la vida de alcoba de los políticos que la marcha del país, porque es lo que oyen a sus líderes.
EliminarSi algunos dirigentes nos representarán en foros internacionales, después de escuchar la traducción simultánea o que alguien les soplara al oído de qué va la cosa, se limitarían a decir “IF, IF ..” asintiendo con la cabeza
ResponderEliminarBuen chiste, querido anónimo.
Eliminar