15 de abril de 2025

No es discrepancia legítima, es odio


Aunque ya estoy vacunado contra los exabruptos que los políticos de la derecha y sus adláteres lanzan todos los días contra el presidente del gobierno, sigo sin entender muy bien las razones que les provoca tanta vehemencia. Si se tratara de un político revolucionario que estuviese trastocando las estructuras fundamentales de nuestro país, podría llegar a pensar que los afectados por la "revolución social-comunista” se sintieran incómodos y protestaran. Pero hasta ahora, salvo continuos, decididos y democráticos avances hacia el logro de un país más justo y más igualitario, todo ello acompañado de una evidente mejora de la situación económica, no he visto ningún signo que pudiera hacerme pensar que una parte de la sociedad sienta que peligra su estatus social.

De manera que todo hace pensar que existen otras causas que justifican este odio tan primitivo hacia Pedro Sánchez. Puede ser que una de ellas, quizá la más evidente, sea el origen de sus mandatos. La moción de censura que derrotó al PP de Rajoy debió de causar estragos en las conciencias de muchos ciudadanos conservadores, que hasta ese momento habían querido ver orden y concierto en las políticas de los populares. Los escándalos que se sucedían un día sí y otro también en las finanzas del partido, las maniobras ocultistas que se fraguaban en los despachos de Génova para desacreditar a ciertos políticos y las condenas al PP en los tribunales de justicia habían envalentonado a la oposición liderada por el PSOE, que consiguió aglutinar a su alrededor una mayoría suficiente para proceder a un cambio de gobierno. 

Por si fuera poco tanto descalabro, en las últimas elecciones y contra todo pronóstico, Pedro Sánchez volvió a conseguir el apoyo de la llamada mayoría de la investidura, a pesar de que el PP había sido el partido más votado. Pero éste como no contaba con más apoyo que el que le brindaba la ultraderecha del señor Abascal, una vez más un enorme fiasco para los políticos conservadores.

Por tanto, al final pudiera ser que esta actitud tan de patio de colegio, tan infantil, donde el insulto y la descalificación no dejan hueco para la controversia política, proceda de la frustración que provocó y sigue provocando no ser capaces de ganar la mayoría en el Congreso para gobernar. La avalancha de improperios es tal, que da la sensación de que en algún lugar de los cuarteles generales conservadores se haya creado un think tank, un grupo de expertos en elaborar diatribas insultantes, a caballo entre la infamia barriobajera y el chiste malo. 

Hoy, sin ir más lejos, en una de esas listas de WhatsApp en las que uno a veces se enrola sin medir bien las consecuencias, me ha llegado una foto de Pedro Sánchez besando la mano a Mohamed VI, en una actitud casi de idilio romántico, con el lema de "una imagen vale más que mil palabras". Porque resulta que muchos de estos insultos se basan en la xenofobia, en la homofobia, en el racismo o en el machismo, que al fin y al cabo son algunos de los motores que alimentan el odio visceral de muchos de los que todavía no han podido asimilar la derrota.

No. No es discrepancia política, es odio.

6 comentarios:

  1. Fernando Alba Guijarro16 abril, 2025 09:58

    Yo creo que estas razones se basan en dos presmisas principales:
    1. La presión de algunos grupos mediáticos, políticos, sociales... que piensan que la riqueza es suya y que no debe repartirse, que no debe haber impuestos, ni ayudas sociales, y que cada cual se apañe, que los ricos son ricos porque han trabajado y se han esforzdo y que los pobres son pobres porque son unos vagos o unos inútiles.
    Ésta es la idea simplista.

    2. En segundo lugar yo pondría la desinformación.
    Si en lugar de informarse por las redes o por seudomedios mucha gente se informara por medios serios y de forma disciplinada y regular, otro gallo cantaría.

    Ayer por la tarde escuché una conversación tabernaria:
    -¡Yo en las próximas elecciones no voy a votar a nadie! ¿A quién voy a votar? ¡Todos mienten!
    Este tipo de pensamiento simplista creo que es muy predominante en nuestra sociedad.

    No sé, es mi humilde opinión, así visto a groso modo.
    Fernando

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    1. Estoy de acuerdo en que tanta monserga, tanto insulto y tan poca oposición útil produce desánimo en algunos. Pero al final la mayoría de los ciudadanos el día de las elecciones ejerce su derecho. Un partido vociferante no es más que una anécdota pasajera. Pero la democracia es más fuerte que los partidos..

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  2. Se pueden ver dos líneas en el artículo, una es el comportamiento ineducado, a veces histérico, de los partidos de derecha ante Sánchez y otra es la defensa de la figura de Sánchez y su gestión.
    Respecto a la primera, totalmente de acuerdo. Si algo tengo claro en política es la necesidad de evitar la polarización. Somos diferentes, pero tenemos que convivir; no hay otra. Y para la convivencia, lo primero, las buenas formas.
    En lo que se refiere a la segunda, la gestión de Sánchez tiene puntos positivos y negativos. Es globalmente aceptable en el corto plazo, pero creo es muy mala en el largo plazo.

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    1. Gracias Alfredo por tu comentario. También yo veo dos líneas en tu opinión, una que no te gusta el estilo de la oposición de derechas y otro que, aun aceptando que la gestión de Sánchez es globalmente aceptable, la consideras mala a largo lazo. Te confieso que en esta segunda línea veo dos juicios que me parecen algo contradictorios, porque si está haciendo las cosas bien, ¿por qué el futuro lo ves cenizo cuando todavía no ha llegado? Cuando se siembra bien, se suelen recoger buenas cosechas.

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  3. Recojo tu imagen de la siembra. Es posible tener una cosecha abundante a base de abonar con doble dosis de nitrato, pero la tierra se deteriora y es probable que en varios años no produzca, además de afectarse al medioambiente. Hay que mirar lo inmediato, pero sin descuidar el futuro.
    Bueno, pues el Gobierno lo hace bastante bien en el día a día, pero ha abusado, incluso mas que sus predecesores, del decreto, lo que deteriora la cultura democrática (un día estará en el poder la derecha y tendrá vía libre para hace lo mismo). Ningunea al Parlamento, como en su cambio de opinión respecto al Sahara. Ha mentido de forma indefendible, lo que aparte de ser un riesgo de que le pase factura al PSOE en futuras elecciones, supone un deterioro mas de la cultura democrática del país. Ha conseguido poner como presidente del Tribunal Constitucional a Conde Pumpido, un jurista de altísimo nivel, pero de simpatías nítidamente declaradas; estoy seguro de que hay otros buenos juristas , proclives a la izquierda pero de forma menos espectacular. Finalmente, aunque la situación actual de las regiones con una parte de su población deseosa de independencia es pacífica, se han roto algunas ligaduras con el resto del país y eso conlleva un riesgo de que en el futuro, en determinadas circunstancias, la ruptura sea total.

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    1. Alfredo, la respuesta a tu aclaración requeriría por mi parte un artículo completo, porque viertes en ella muchas acusaciones. Lo que me queda claro es que, a pesar de que consideras que el gobierno hace bien el día a día, tu opinión sobre las consecuencias futuras es negativa.
      Sólo una cosa: nacionalistas en España siempre ha habido, consecuencia de nuestra Historia. Pero el PP había dejado los ánimos exacerbados y la política de Sánchez ha calmado las aguas. Según las encuestas, el número de independentistas ha disminuido en un porcentaje muy significativo. Eso es hacer bien el día a día y proyectar el futuro con inteligencia.

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