He indagado sobre el origen de las caceroladas como manifestación de protesta política y me he encontrado con la sorpresa de que al parecer proceden de ciertos ritos carnavalescos en los que se reivindicaba el placer frente a la penitencia. No sé qué tendrá de cierto esta explicación, pero es verdad que cuando veo batir cacharros de cocina me acuerdo de los carnavales de cualquier lugar del mundo, mucho ruido, furia desenfrenada y extrañas indumentarias, como la bandera de España a modo de capa de Superman, en un alarde de falta de respeto hacia un signo que representa a todos. Las de Núñez de Balboa, además, se pueden ver en directo desde hace unos días en el telediario de las nueve de TVE, con lo cual ahora disponemos de una farsa grotesca que suaviza la triste realidad de las noticias sobre la pandemia.
Yo lo siento por los vecinos de aquel barrio, porque menuda tabarra; pero dicen que sarna con gusto no pica, de manera que algunos quizá disfruten pensando que con semejante estruendo culinario van a derribar al gobierno. Puede ser que la satisfacción que les produzca suponer que Pedro Sánchez sucumbirá a su ruidosa protesta les compense las molestias auditivas. O quizá suceda que la válvula de escape de la bulla callejera los alivie de sus frustraciones. Pero ojo, que todavía no está el horno para bollos, no está la pandemia para saltarse las medidas cautelares. Sería muy triste que los “cacerolos”, además de martirizar los tímpanos de sus conciudadanos, contagiaran el virus a su alrededor. Por lo demás, allá cada uno con sus manifestaciones.
Al ponerle título a este artículo me he acordado de algo que tenía muy olvidado. A mediados de los sesenta, cuando unas sutiles brisas de libertad en las costumbres se colaban por las ranuras de las puertas de la dictadura, había un grupo de pijos veinteañeros que se paseaba por las calles del barrio de Salamanca, presumiendo con ostentación de atuendos modernos y de tupés a lo Elvis Presley. Cuando te cruzabas con ellos te miraban por debajo del flequillo, como lo haría el mismísimo James Dean, entre condescendientes y perdonavidas. Se les conocía por los peripatéticos de Goya, un nombre elegante, de raíces aristotélicas, que recordaba su deambular constante a lo largo de las calles del conocido barrio madrileño. En cualquier caso un nombre sonoro y evocativo.
Recuerdo aquello con nostalgia, no porque a mí la estética tribal de los peripatéticos me gustara, sino porque forma parte de mis vivencias de juventud. Hay momentos en la vida que hasta las estupideces más profundas se rememoran con satisfacción, porque están asociadas a una etapa de la vida en la que todo es futuro por llegar, naturalmente feliz. Por eso, al pensar en los “cacerolos” de ahora me han venido a la memoria los peripatéticos de entonces.
Sin embargo, el nombre de “cacerolos” de Nuñez de Balboa tiene connotaciones un tanto vulgares. A mí me recuerda a olores de refritos y a fregado de cacharros de cocina. Pero los tiempos cambian y ahora ni las personas ni los barrios son lo mismo. Se ha pasado de pantalones campana, de patillas provocadoras y de Gin Fizz en California, en Manila o en Roma a zarandear con estrépito el menaje de cocina. Un cambio que, aunque no sea más que por la pérdida de estilo, resulta decepcionante.
Por lo demás, que los “cacerolos” hagan con sus cacerolas lo que les dé la gana. Faltaría más. Ya se les pasará la rabieta, como se les pasa a todos los que en tantos países tercermundistas así se manifiestan. Al final, como dice el sabio refrán, mucho ruido y pocas nueces.
Si preguntásemos uno a uno a los cacerolos cual es la medida específica del gobierno que le ha indignado hasta el punto de bajar a la calle para hacer ruido, es probable que una gran mayoría no sabría qué contestar. Desconfían y tienen miedo.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo. Lo preocupante es que responden a la llamada de los que si saben lo que quieren: meter cizaña.
ResponderEliminarEs cierto. Cómo son!!!. También los "cacerolos" de Alcorcón, Moratalaz, Vallecas, Plaza del Conde Casal, Aravaca, Pozuelo, Majadahonda, etc.
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