13 de mayo de 2020

No puede ser cierto tanto desvarío

Cuando observo las tribulaciones que rodean últimamente a la señora Díaz Ayuso me sale la vena escéptica, esa desconfianza hacia lo no demostrado con pruebas fehacientes que nunca me abandona, y  me da por pensar que quizá se trate de una campaña orquestada para quemarla políticamente. Mi sentido común me dicta que no es posible que meta la pata con tanta frecuencia. Es verdad que si yo fuera aficionado a las peleas de gallos siempre me pondría a favor del desplumado, del herido, del que está perdiendo la lucha. Es una de mis debilidades. De manera que, ante la incredulidad que me produce esta situación, me he puesto a recopilar los chismes que se cuentan de ella. Quizá así, reunidos todos, la visión del conjunto me permita sacar conclusiones. La dispersión de la información no ayuda a formar criterio. Veamos.

Dicen que doña Isabel ha dicho que la “d” de covid-19 viene del hecho de que la epidemia llegó a España en diciembre de 2019. No carece de lógica su conclusión, porque si nadie la ha informado de que se trata de una denominación oficial de la OMS para nombrar a la enfermedad que provoca el coronavirus, no tiene por qué saber que el origen de esa letra procede de la palabra “disease”, enfermedad en inglés. Si además estamos acostumbrados a referirnos a fechas memorables con letras y números (23-F, 10-N, …), nada tiene de particular que la presidenta de Madrid cayera en un error. La colocación del guión favorece la confusión.

Lo de las pizzas y las Coca-Cola, para sustituir a la alimentación que los escolares madrileños han dejado de recibir a diario como consecuencia del cierre de los colegios, debe de responder a sus gustos particulares. La pizza le gusta a casi todos los niños y la Coca-Cola también. Es verdad que tomar esta dieta a diario resulta algo duro. Pero teniendo en cuenta que la situación es temporal, ¿por qué no contratar a tres conocidas empresas de alimentación del país y sacar el asunto adelante? Todo menos que nuestros escolares pasen hambre.

Lo de la fiesta campera que se organizó para celebrar el cierre del hospital provisional que se había instalado en Ifema no es más que el producto del acaloramiento que causan las emociones. Es verdad que lo había montado la UME, es decir el gobierno central, pero había que celebrar un éxito, en cierto modo personal, y qué mejor que invitar a muchos diputados para que disfrutaran del momento de gloria. Las cosas se desbordaron un poco, es cierto, porque hubo abrazos, besos y sobos en la espalda. Además era imposible mantener las distancias recomendadas, porque el ardor de los exaltados sentimientos no ponía las cosas fáciles y las lágrimas de la alegría convertían a las mascarillas en instrumentos de tortura.

Lo de las fotos tipo Casa de Bernarda Alba en El Mundo no es más que un pequeño arrebato de vanagloria, insignificante y sin mayor trascendencia. Es cierto que las poses son algo forzadas, incluso ridículas. Pero eso es culpa de los fotógrafos que siempre están intentando conseguir de sus modelos la mayor originalidad posible. Puede que además el asesor de imagen de la presidenta de la Comunidad de Madrid no estuviera presente, lo que explicaría que doña Isabel se prestara a un carrusel de posturitas un tanto estrambóticas.

Sus prisas por entrar en la fase 1 de la reducción del confinamiento se justifica perfectamente. No quiere que  los madrileños se arruinen con tanta inactividad y, aunque sus asesores le digan que la sanidad de Madrid no está todavía en condiciones para hacer frente a la epidemia, los empresarios se lo han exigido y ella ha sido fiel a las necesidades de la economía productiva. Esta vez los del Ministerio de Sanidad se lo han impedido, pero con su proverbial insistencia es posible que muy pronto consiga su objetivo.  

Me queda un detalle que había olvidado, lo del apartamento de lujo en el que la señora Díaz Ayuso vive desde que estuvo en cuarentena. Dicen que se lo cedió en su momento un conocido empresario de la hostelería y que después, cuando se recuperó de la enfermedad, le había gustado tanto que la presidenta decidió seguir utilizándolo.  En esto cuesta más ser comprensivo. Debería explicar la situación con todo lujo de detalles o mucho me temo que se empiece a pensar que le están haciendo un regalo encubierto a cambio de algo. Y ya se sabe lo que suele ocurrir con estas cosas.

2 comentarios:

  1. Alfredo Diez Esteban14 mayo, 2020 11:11

    Muy bien la retórica irónica del artículo. Me pongo a pensar y me pregunto si no hay en el PP una persona más adecuada que Isabel Ayuso para presidir la Comunidad de Madrid. Claro que para ser ecuánime tendría que preguntarme si no hay en el PP otra persona más idónea que Casado para jefe de la oposición. Y ya, puestos, preguntarme también si no hay en el PSOE alguien con menos propensión al engaño que Sánchez y en Podemos alguno que se parezca a Rasputín menos que Iglesias. En Vox, ni me lo pregunto, lo que hay debe ser lo mejor que tienen y telaaa...

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  2. Gracias Alfredo. No dejas títere con cabeza. En cualquier caso, estoy seguro de que hay personas más adecuadas para presidir la Comunidad de Madrid que la ínclita Isabel Díez Ayuso.

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