23 de noviembre de 2022

La osadía, la ignorancia y la desfachatez

Cuando en una persona coinciden la osadía con la ignorancia, la mezcla resulta explosiva. Un osado, si se mueve con conocimiento de causa, podrá llegar a destacar como ciudadano de pro; y un ignorante, si es consciente de su falta de conocimientos y se comporta con prudencia, será capaz de bandearse en esta vida con cierta soltura. Pero, cuando ni se sabe ni se piensa mucho lo que se dice, la explosión llegará, tarde o temprano, en forma de desprestigio.

He buscado una palabra que me ayudara a sistematizar lo que pretendo escribir hoy y he encontrado la de desfachatez, que no es otra cosa que la característica de los que hablan y obran con excesiva desvergüenza. El osado que no sabe de qué habla cae en la desfachatez, es decir, en la desvergüenza. Nunca se sabe si la causa es la osadía o la ignorancia, porque en estos casos se suelen realimentar entre ellas. Cuanto más ignorante se es, más se nota la osadía; y cuanto más atrevido es uno, menor freno encontrará para no ir por ahí poniendo en evidencia su ignorancia.

Lo que he escrito hasta ahora, los dos párrafos anteriores, no son más que teoría, y a mí me gusta apoyarme en casos reales, porque con ejemplos todo se entiende mejor. Cuando un político o política dice a voz en grito que la prueba de que la sanidad pública en su comunidad está boyante es que a la huelga convocada por los sindicatos médicos sólo han acudido medio millón de personas en vez de dos millones, está ejerciendo la desfachatez, nunca sabremos si por ignorancia o por osadía, aunque mucho me temo que por las dos cosas.

Pero si además insiste en que este gobierno, el de Sánchez, cada vez se parece más al de Nicaragua, es decir, al del dictador Ortega, entonces está poniendo en evidencia que no conoce la realidad nicaragüense y que, además, su osadía lo lleva o la lleva a no reparar en pequeños detalles y a lanzarse al ruedo del ridículo. La desfachatez de su comportamiento lo delata o la delata como una persona ignorante que cabalga a lomos del desparpajo.

Si, no contento con las afirmaciones anteriores, asegura en sede parlamentaria, con luz y con taquígrafos, que el cambio climático es un invento de los comunistas, porque siempre han existido ciclos meteorológicos y, sin embargo, aquí estamos todos vivos y coleando, entonces queda claro que sus estudios primarios, secundarios y universitarios, si los hubiera, no han dejado una gran huella en su mente. Queda palpable que su desfachatez tiene raíces en la osadía y en la ignorancia. En la osadía, porque no se ha puesto a pensar con detenimiento en lo que está diciendo; y en la ignoracia, porque no sabe de que está hablando, aunque posiblemente le suene aquello de las glaciaciones de otros tiempos.

Lo que sucede es que, como la naturaleza humana es muy compleja, la desfachatez de los que de esta manera se expresan no les produce demasiados desgastes electorales, ya que siempre habrá quien en este tipo de comportamientos vea gracia castiza, valor heroico y, hablando mal y pronto, que los tiene más grandes que el caballo de Espartero. Es más, es posible que ayuden al político o política en cuestión a mejorar su imagen.

No, no voy a dar nombres. Pepe Iglesias, el Zorro, un humorista del que las generaciones de mis hijos y las de mis nietos ni siquiera han oído hablar, pero que los de la mía recordamos con cierta nostalgia, porque en aquellos oscuros años cincuenta y sesenta amenizaba desde la radio nuestras vidas, decía, con acento argentino, “callate niña que se te entiende todo”. 

No sé porqué me he acordado ahora de aquel simpático cómico, quizá porque me haya dado cuenta de que si sigo escribiendo se me va a escapar algún nombre. 

6 comentarios:

  1. Sí, el cocktail que incluye la osadía, la ignorancia y la desfachatez está de moda. Parece que a la mayor parte de la gente le da igual.

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    1. Alfredo, si "a la mayor parte de la gente le da igual" nuestra ínclita presidenta sería reina de España o presidenta de los EE. UU.
      Aquí, de las tres acepciones del DRAE de "ínclito", "ilustre, esclarecido, afamado", me quedo con la última.
      Angel

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    2. Alfredo, es cierto que hay mucha gente a la que no sólo este cocktail le da igual, sino además lo jalea con entusiasmo. Pero también hay una gran masa de población a la que le repele. Las elecciones nos dirán cuanto pesa cada posición. Yo confío en que al final pase factura a los osados e ignorantes. O no, como diría Rajoy.

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    3. Ángel, me quedo con la acepción de la palabra ínclito que has escogido para el caso que señalas, porque fama tiene y mucha.

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  2. Interesante reflexión sobre la osadía y los otros conceptos. En cuanto al personaje en cuestión sobre el que pasas de la teoría a la práctica y de cuiyo nombre "no quieres acordarte", me parece tan esperpéntico que no sé lo que dirían Valle Inclán o el mismísimo Cervantes.

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    1. Fernando, supongo que a Valle Inclán le inspiraría. Cervantes podría decir aquello de mire vuestra merced que aquellos que allí se parecen no son gigantes sino molinos de viento...

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