Empiezo diciendo esto, porque las impresiones iniciales, cuando se ha creado una gran expectación como la que existía por este debate, suelen quedar tan fijas en la retentiva de quien las percibe, que luego, cuando el desconcertado consigue enderezar el rumbo, siguen revoloteando sobre la impresión de los telespectadores. Porque Sánchez se recuperó y contraatacó con contundencia, ante lo cual Feijoo respondía con más de lo mismo. No contestaba las preguntas, daba datos falsos y de vez en vez sacaba a relucir los viejos fantasmas del terrorismo. Utilizar a Miguel Ángel Blanco 26 años después de su asesinato es un golpe, ya no sucio, sino a mi juicio indigno de un político que pretende ser presidente del gobierno de España.
De las acusaciones de pactos ignominiosos con la ultraderecha ni contestó, como si no fueran con él. Cuando Sánchez le preguntó si contaría con Abascal para formar gobierno, dijo que no metería a ningún ministro de Vox si conseguía una mayoría suficiente. Blanco y en botella, pero a la gallega. Creo que no habrá nadie que haya visto el debate que ya no esté seguro de que el líder de la ultraderecha será el próximo vicepresidente si Feijóo consigue gobernar. Eso ha quedado claro, aunque don Alberto crea que ha eludido el golpe.
Los datos económicos, en los que no voy a entrar para no aburrir, fueron una sarta de embustes. En mi opinión han abierto la caja de Pandora, porque la estela del debate, es decir los comentarios periodísticos, los debates televisivos y los mítines que quedan por celebrarse en los días que faltan hasta las elecciones ofrecen una magnífica ocasión para desgranar las mentiras y falsedades. Nadia Calviño ya ha empezado, y supongo que no cesará hasta dejar al candidato en absoluta evidencia, hasta desenmascarar sus falsedades y falsificaciones.
No niego que el debate le haya hecho daño a Pedro Sánchez. Pero sí la mayor, es decir que después del debate las tornas hayan cambiado. Los seguidores incondicionales del PP y de Vox se sentirán más a gusto, sin duda. Pero esa franja de votantes moderados, a los que les horroriza la posible llegada de la ultraderecha al gobierno de la nación, han tenido una buena oportunidad de ver en vivo y en directo los manejos tramposos del señor Feijóo.
Las espadas, por consiguiente, siguen en alto.
Luis, yo creo que además de todo lo que expones y con lo que estoy de acuerdo, el Sr. Sánchez hizo mal en aceptar un solo debate y además en territorio enemigo.
ResponderEliminarUno de ellos debería haber sido en la televisión pública.
Para lo del territorio enemigo solo hacía falta ver los minutos de despedidas de los participantes y sus equipos cuando los directivos de la cadena de televisión abrazaban a los componentes del equipo del Sr. Núñez y esa afinidad no soy capaz de valorar hasta qué punto afectó al debate, pero debía hacerlo cuando el Sr. Núñez solo aceptó un debate y en esa cadena.
Creo que al Sr. Sánchez le pudo la confianza en sí mismo y la minusvaloración del contrincante, porque no fue capaz ni de rebatirle lo de la quiebra de Caja Madrid.
Angel
Gracias, Ángel. En mi opinión Sánchez está obligado a aceptar todos los debates. Nobleza obliga.
EliminarEl desconcierto del presidente del gobierno es inexplicable. Sus asesores deberían haberle advertido de la estrategia que posiblemente fuera a utilizar Feijóo. Una vez más llego a la conclusión de la importancia que tienen los "staff" en cualquier ámbito. El de Sánchez es muy mejorable.
Del debate llamado "cara a cara" entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez, sólo vi cinco minutos escasos: no tuve paciencia para escuchar tantos improperios y un "diálogo" tan poco edificante, nada constructivo y sí muy destructivo. Además, el Presidente del Gobierno anduvo muy falto de reflejos y torpe en sus contestaciones, siempre a la defensiva y sin dar datos positivos sobre los logros del gobierno.
ResponderEliminarTengo entendido que los moderadores del programa, Vallés y Pastor, se habían reunido con Núñez días antes para estudiar la estrategia del debate.
Mucho más interesante, constructivo y clarificador, estuvo el debate a siete que se celebró pocos días después en RTVE, moderado por Xavier Fortes. Ése sí lo vi entero con gusto.
Ahora, el próximo debate, a tres, también en la pública, como debe ser, con la ausencia de Núñez, que no quiere venir a la pública, porque dice que no es neutral. Impresentable. Núñez está haciendo bueno a Rajoy, al menos éste no era tan sumamente malévolo.
El de arriba soy yo, Fernando
ResponderEliminarGracias, Fernando. Yo sí lo vi, porque, aunque desde el principio pasé mal rato con la actitud agresiva y mentirosa de Feijóo, quería estar informado de primera mano.
EliminarTambién vi el de la pública a siete bandas, que me pareció muy interesante.
Y también veré el de cuatro con el ausente.