Todavía me acuerdo de la sorpresa que causó en la opinión pública europea la llegada al poder de Donald Trump, un empresario millonario, malcarado y de ademanes hoscos y chulescos, conocido en su país entre otras cosas por sus comportamientos machistas. Los medios de comunicación casi sin excepción lo tacharon de populista y reaccionario. Su eslogan favorito, America first, sonaba a nacionalismo trasnochado y causaba malestar en las cancillerías europeas. El mundo libre se puso en alerta temiendo que aquel personaje, en cierto modo desconocido hasta el momento, supusiera por contagio el inicio en el mundo occidental de un retroceso en las libertades alcanzadas.
Ahora, transcurridos cerca de ocho años desde entonces, se van confirmando poco a poco
aquellos temores. El “trumpismo” no ha sido un fenómeno exclusivamente
americano, sino que ha traspasado fronteras y ha contagiado a líderes de otros
países, que han visto en las maneras de hacer del 45º presidente de Estados
Unidos un espaldarazo a sus inclinaciones autoritarias. Pero, lo que es peor,
muchos ciudadanos europeos de los que entonces rechazaban aquel estilo ahora lo
aplauden. La semilla que sembró Trump ha empezado ha enraizar y en algunos lugares
a dar frutos.
España, naturalmente, no se libra. Los movimientos
involucionistas que sobrevuelan el panorama electoral tienen mucho de “trumpismo”,
aderezados con gotas de nostalgia franquista y de fascismo europeo. De aquellos
polvos del America first vienen estos lodos de xenofobia, homofobia,
machismo y negacionismo que pregona la ultradercha española sin recato. De la actitud de negación del cambio climático del señor Trump procede la cerril e ignorante posición que promueve la muchachada de Abascal. De la valla de Méjico
se deriva la propuesta de bloqueo a pateras y cayucos que ahora leemos en
algunos programas electorales. Sólo por poner unos ejemplos y no aburrir a
quien lea esto.
Lo más curioso es que, mientras que Vox no disimulaba sus
simpatías por Trump, a la derecha representada por el PP no acababa de
gustarle. Es más, no disimulaba su animadversión por sus formas y sus fondos.
Pero las cosas han cambiado mucho desde entonces. Ahora ya no se oyen críticas
conservadoras contra el “trumpismo”, puede ser porque sus almas lo hayan
identificado como algo muy parecido a lo que ellos pretenden.
El PP no lo dirá con claridad, como no dice tantas cosas. No
resultaría político reconocer su posicionamiento "trumpista", porque todavía resuena en los oídos de muchos españoles el
rechazo que produjo hace unos años la llegada de Donald Trump a la presidencia
de Estados Unidos. Sin embargo en Vox las cosas son distintas y se aplaude con entusiasmo lo de America
first, traducido naturalmente al español de Alfonso X el Sabio.
Aunque haya sido necesario que transcurrieran unos cuantos
años, las ideas de Trump están triunfado en muchas partes. No quiero ni pensar en lo que
podría suceder si el candidato republicano consiguiera acceder una vez más a la Casa Blanca y el tandem español ganara estas elecciones.
No siento simpatía por el PP, pero creo que el artículo exagera un poco; no respecto Vox. Lo primero que hay que hacer cuando pasen las elecciones es intentar des-polarizarse al país. A los de Vox habrá que educarles pacientemente, porque son muchos y tenemos que convivir con todos. Hará falta paciencia, pero no hay otra.
ResponderEliminarAlfredo, no comparto tu bienintencionado optimismo. Los partidos de extrema derecha han sido y siguen siendo antisistemas y por tanto peligrosos para la democracia. La Historia lo demuestra.. El PP con esta deriva está consiguiendo que seamos muchos los que nos tememos un retroceso en las libertades alcanzadas. Que sean muchos no les da la razón. Hay que derrotarlos en las urnas, porque juegan con la ventaja de que los demás somos demócratas.
EliminarHoy es el gran día. Nunca se vivieron en España desde 1977 unas elecciones generales con tanto suspense.
ResponderEliminarFernando
Fernando, distraído con el gran día que dices no había visto tu comentario. Hoy, afortunadamente, las cosas se ven distintas.
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