Pero hay ocasiones en las que uno no es capaz de decidir a favor de quién está. Para mí, es el caso de los continuos enfrentamientos entre palestinos y el Estado de Israel, sanguinarias refriegas entre las dos partes que suenan en mis oídos desde que yo era un niño, antes incluso de que tuviera uso de razón. Más tarde, cuando empecé a entender las causas del conflicto, intenté por supuesto posicionarme, porque no hay nada tan incómodo como permanecer en el limbo de las indecisiones o de la equidistancia. A medida que iba conociendo detalles sobre la historia del conflicto, cuyo origen no es otro que la creación en 1948 del Estado de Israel en tierras palestinas, propendí a tomar partido a favor del más débil, es decir, a favor de los palestinos. Les habían arrebatado su tierra por la fuerza y por tanto mi razonamiento era que lo justo sería devolvérsela.
Lo que sucede es que los hechos consumados en política internacional pesan mucho más que las consideraciones de carácter ético. Israel es ya una realidad, y occidente, bajo el impulso de EE.UU., se ha posicionado a favor de aceptar el statu quo y reconocer su soberanía. Con limitaciones territoriales, por supuesto, y sin dar la espalda a los palestinos, quienes, aunque sin Estado propio, gozan de un reconocimiento diplomático de carácter especial. La Unión Europea, en particular, mantiene sólidos lazos comerciales con Tel Aviv y, no lo perdamos de vista, comparte con sus servicios secretos información antiterrorista mucho más intensa y sensible de lo que conocemos los ciudadanos de a pie.
Por eso, porque por un lado está el atropello a los palestinos y por otro la realidad geoestratégica, ahora no sería capaz de posicionarme ni a favor ni en contra de ninguna de las dos partes. Me gustaría que hubiera paz, que se llegara a un acuerdo, pero mucho me temo que mis deseos no sean más que una ingenua utopía. Los ataques terroristas del otro día y la indiscriminada y sanguinaria represalia que están sufriendo los palestinos son uno más de los episodios de esta larga guerra, que se inició hace 75 años, que no ha dejado de causar dolor y lágrimas desde entonces y que continuará, mucho me temo, sembrando de sangre las tierras palestinas. Un auténtico horror.
Gracias por la recomendación literaria. Precisamente estos días busco información un poco profunda que vaya a los orígenes.
ResponderEliminarApunto Amos Oz.
Fernando
Un gran escritor israelí.
ResponderEliminarAñado más: vivió el nacimiento de Israel y siempre se mantuvo en la línea de la conciliación.
ResponderEliminarLuis G.
Fernando, creo que he solucionado lo del anonimato. Amos Oz tiene muchos libros editados en español. Te animo a que lo leas.
EliminarLo de Palestina es complicado, relativamente. Lo que está claro para mi, es quien es el agresor y quien es el agredido, desde hace más de 100 años (incluso antes de la partición de Palestina), Está claro quienes están sufriendo una injusticia desde hace décadas y con la complicidad de Occidente. Y para mi, ser de izquierdas es fundamentalmente , optar por los pobres, indignarse ante la exclusión social, inconformarse con toda forma de injusticia, considerar una aberración la desigualdad social. Entonces para mi está claro a quien tengo que defender. Además como dijo Desmond Tutu: "Si eres neutral en situaciones de injusticia has elegido el lado del opresor". Para mi ser equidistante es ponerse al lado del agresor. En cuanto a las acciones de unos y de otros, no se pueden comparar las acciones de un estado con uno de los ejércitos más poderosos del mundo con todo tipo de armamento, incluso nuclear y cuyas acciones van dirigidas a exterminar totalmente a los palestinos o a completar la limpieza étnica que empezaron en 1948, utilizando métodos de una crueldad no vista desde el nazismo, y con una falta de moralidad absoluta, y que cuenta con la complicidad de los gobiernos de occidente con las acciones de un pueblo que resiste como puede y cuando puede en una inferioridad aplastante y abandonado por todos.
ResponderEliminarQue preferiría que algunas de las acciones que realiza la resistencia palestina las realizaran de otra forma no va a hacer que las condene, los palestinos ya han intentado todo, han parado las acciones armadas, la violencia, todo, y eso no ha hecho detener al agresor israelí que en todas circunstancias ha seguido con los asesinatos, la demolición de casas, las usurpaciones de tierras, los nuevos asentamientos, como ocurre en Cisjordania, que cuentan con un gobierno palestino que impide cualquier acto de resistencia y en lo que va de año Israel ha asesinado a más de 300 palestinos y ha acelerado la demolición de casas y el establecimiento de nuevas colonias. Además, desde Occidente, no somos quienes para decirle a los palestinos como tienen que hacer su lucha de resistencia, ya que desde occidente les tenemos totalmente abandonados. En cuanto a Hamas, su ideología me repugna, son islamistas y muy de derechas como todos los islamistas, pero son los legítimos representantes de los palestinos que les han elegido por mayoría en unas votaciones totalmente democráticas, y como son sus legítimos representantes apoyar al pueblo palestino es poyar a Hamas.
Amigo de Michael, bienvenido al blog. En un artículo de la extensión de los míos no caben demasiadas matizaciones. Por eso, me limito a contestarte que en política internacional o das algunas pinceladas o escribes una tesis doctoral. Yo he optado por lo primero.
EliminarPor otro lado, no es lo mismo la equidistancia que posicionarse a favor de los entendimientos pacíficos, partiendo de una realidad geoestratégica mucho más compleja de lo que parece. La política internacional, en la que pesan factores muchas veces incontrolables, no se puede describir como un enfrentamiento entre buenos y malos.