30 de octubre de 2023

Se aproxima la hora de la verdad

 

Desde el momento en el que quedó en evidencia que Núñez Feijóo no cuenta con más apoyos para gobernar que los que le brinda la ultraderecha, le llegó el turno a Sánchez. Para lograr la investidura necesita los votos de hasta seis formaciones políticas de diferentes signos y tendencias, una complicada situación que no parece muy fácil de manejar. Pero es que además, suponiendo que lograra ser investido, deberá gobernar con el concurso de una coalición que no se lo va a poner fácil. Por eso pienso que ahora es cuando llega la hora de la verdad.

Nada más conocerse que el rey había propuesto al presidente en funciones para la investidura, oí atentamente la comparecencia del candidato ante los medios de comunicación. A pesar de que el lenguaje político suele adolecer de cierta opacidad intencionada, sus palabras, en mi opinión, fueron muy claras. Dijo que se propone gobernar con criterios progresistas para seguir avanzando en las reformas iniciadas en la legislatura anterior y, al mismo tiempo, abordar con decisión un gran pacto para resolver de una vez por todas los conflictos identitarios periféricos. Ante preguntas sobre la amnistía, el mantra elegido por los conservadores para descalificarlo antes de saber el verdadero alcance de sus intenciones, contestó que todo lo que se haga estará previamente aprobado por el Congreso de los Diputados y que por supuesto deberá contar con el visto bueno del Tribunal Constitucional. Por tanto, aunque no mencionó en aquel momento la palabra amnistía, parece claro que no está dispuesto a vulnerar la legalidad vigente y que sus decisiones contarán con el respaldo de las instituciones.

Yo siempre lo he creído así, porque en un estado de derecho no se puede actuar de otra manera. La oposición seguirá con la cantinela del riesgo de que España se rompe y una parte de la opinión pública mantendrá con terquedad que a los que intentaron saltarse la legalidad con el referéndum anticonstitucional hay que negarles el pan y la sal. Algunos, además, como Santiago Abascal, amenazarán con tomar las calles.

Pero lo cierto es que estamos ante un panorama sumamente interesante, porque tengo la sensación de que Sánchez no está dando palos de ciego, sino que por el contrario maneja un esquema muy estudiado, una estrategia política construida entorno a un gran pacto político entre diversas fuerzas de distintos signos y colores, progresistas y conservadoras, de ámbito nacional y de ámbito regional, con la vista puesta en continuar los avances logrados en la legislatura anterior, que fueron muchos y muy importantes, y no dejar a un lado el hasta ahora mal resuelto conflicto de la convivencia entre todos los españoles.

Se dirá, con razón, que en ese gran pacto falta el principal partido de la oposición y que por tanto nace con serias carencias. Es cierto, no lo voy a negar. Lo que sucede es que lamentablemente el PP ha unido su destino a una ultraderecha que provoca el rechazo de los grupos conservadores y progresistas europeos y españoles, a un partido que no reconoce el estado de las autonomías que recoge nuestra Constitución. Y con ideologías así, intolerantes y excluyentes, es imposible llegar a pactos constructivos.

Sánchez lo tiene muy difícil, es verdad, pero no imposible.

6 comentarios:

  1. No tengo ninguna preferencia por el PP, pero creo firmemente que si se hubiese mostrado servil con los independentistas, como lo está siendo Sánchez, no le habría sido difícil conseguir el apoyo del PNV y de Junts, que son partidos claramente de derechas.
    No tengo dudas de que lo que haga Sánchez estará dentro de los límites de la legalidad; en el límite, pero dentro. Otra cosa es la dignidad de Sánchez, la del PSOE actual, salvo excepciones y la de España, ante la opinión de todos, los de dentro y los de fuera. Eso no es algo tangible, pero a veces lo intangible es mas importante que lo espectacular. Y sigo pensando – esto no es mas que mi opinión personal – que todo este tinglado se debe esencialmente al desmesurado deseo de Sánchez de seguir dirigiendo el país.

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    1. Alfredo, respecto al primer primer punto de tu comentario, dudo mucho que unos partidos nacionalistas como Junts y PNV hubieran apoyado a quienes pretenden gobernar de la mano de Vox, por muy "servil" que se hubieran mostrado.
      En cuanto al siguiente, si lo que haga Sánchez está dentro de los límites de la legalidad, bienvenido sea si ayuda a la gobernabilidad y a continuar con las reformas progresistas.
      Respecto a lo de la dignidad, no todo el mundo tienen el mismo baremo para medirla cuando se trata de asuntos políticos. Estamos en el terreno de lo opinable.
      El PSOE actual, sus órganos de dirección, apoyan los pactos que se están fraguando; y en relación con la visión del exterior, la reunión con Puigdemont se ha celebrado en el parlamento europeo, a la vista de todos, y no se ha oído un ruido.
      El "desmesurado" deseo de seguir dirigiendo el país es, en democracia, absolutamente legítimo. Es la única manera de llevar tu propio programa adelante y evitar que gobiernen los que defienden lo contrario.
      En cualquier caso, como digo en el artículo, ha llegado la hora de la verdad, por lo que seguiremos hablando del gobierno.

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    2. No pensaba seguir dando guerra, pero creo que es conveniente leer el artículo de Daniel Gascón en la página 15 de El País de hoy. Explica mejor de lo que yo podría intentar lo que supone la postura de Sánchez frente al independentismo. Y conste que en mi opinión el mal ya está parcialmente hecho, aunque la ley de la amnistía no llegase a salir.
      Es natural que se busque el poder para llevar a cabo lo que se cree bueno para el país, pero es muy peligroso usar cualquier medio para conseguirlo sin sopesar las consecuencias, tanto inmediatas, como futuras.

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    3. Alfredo, tú nunca das la guerra en este blog, sino todo lo contrario. No he leído el artículo que mencionas pero en cualquier caso supongo que se tratará de una opinión más entre muchas otras. También las hay a favor de limar asperezas y reconducir la situación por medio del diálogo. Los independentistas seguirán siéndolo, qué duda cabe, pero es preferible que discutan sus pretensiones en torno a una mesa de negociación que enfrentándose al estado.
      Yo sigo siendo optimista. El tiempo dirá si esta política es equivocada o no. Mientras tanto no son más que conjeturas, muchas de ellas intencionadas.

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  2. El deber de los políticos es hacer lo necesario para asegurar la gobernabilidad del país. Si unos cuantos millones de españoles han votado a Junts es porque quieren una amnistía y se olviden los sucesos del 1-O, y en democracia son las urnas las que mandan, por consiguiente Pedro Sánchez debe hacer lo que han dictado las urnas.

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    1. Fernando, así lo veo yo. Pero es que además parece que lo que se está fraguando es un gran pacto entre todos para resolver de una vez por todas los conflictos nacionalistas y no pasárselos a las generaciones futuras sin resolver. Con diálogo, sin violencia y dentro de la legalidad. Y por supuesto sin "romper España".

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