26 de diciembre de 2023

Los berrinches de don Alberto

 

Debe de ser muy difícil mantener esa actitud de cabreo continuado que muestra el líder del PP cuando habla del gobierno y, concretamente, de Sánchez. Una vez le oí decir a alguien que no hay nada tan desagradable como perseverar en la hostilidad con los que te rodean y estoy convencido de que tenía razón. Puede que para algunos sea una válvula de escape de sus frustraciones, pero para la mayoría sólo es un estado anímico que desequilibra la conducta de quien lo sufre. Don Alberto, a tenor de sus expresiones cuando habla del gobierno de España, debe de estar pasándolo muy mal. Va de berrinche en berrinche y tiro porque me toca.

La retahíla de agravios que dice sufrir no se detiene, todo lo contario aumenta con sus quejas. Si protesta porque el presidente del gobierno dice que se va a reunir con Puigdemont, Sánchez le contesta que no una sino las veces que sea menester; además, no sólo con el líder de Junts per Cataluña, también con el de ERC. Si la oposición desbanca de la alcaldía de Pamplona, mediante un democrático voto de censura, a sus aliados de UPN, se lo toma como agravio personal y retrasa su cita en la Moncloa, soltando la lindeza de que se trata de un pacto encapuchado. Sólo cuando repara en que resultaría insólito que el jefe de la oposición rechazara la invitación al diálogo que le hace el presidente del gobierno, acepta, pero pone la condición de que el encuentro sea en las Cortes y no en el despacho oficial de quien le cita, ganándose la respuesta de que para ti la perra gorda, chascarrillo que aumenta sus berrinches.

Bromas aparte, cuando no se aceptan las derrotas pasa lo que pasa. En vez de iniciar una oposición constructiva para el país, Feijóo ha entrado en un bucle de pataletas que rayan en la llorera y el sofocón. El otro día me preguntaba a mi mismo, sólo a título de planteamiento teórico, que si quisiera cambiar de voto y considerar la posibilidad de otorgárselo en las próximas elecciones al señor Feijóo, no tendría ni idea de qué estaba eligiendo, porque hasta ahora no he oído ni una sola propuesta, sólo críticas a eso que el presidente del PP llama "sanchismo".

Quizá le estén aconsejando que continúe con la táctica del insulto y el menosprecio, porque no encuentren otra manera de hacer oposición. A estas alturas me sorprende la persistencia, porque parece evidente que por ahí lo único que consiguen es incordiar como lo hacen las moscas cojoneras, aunque se dejen la salud en ello. Pedro Sánchez es un político muy duro de roer, tiene muy claras sus ideas, le respalda un programa progresista muy del gusto de millones de españoles y, aunque la oposición no lo vaya a reconocer, cuenta con el respeto de muchos de los líderes más importantes de Europa. Mientras que a Feijóo sólo se le conoce por sus refunfuños en contra de la amnistía.

La democracia, para que sea efectiva, necesita una buena oposición. Pero lamentablemente hoy no la tenemos ni buena ni regular, sólo el vocerío de sus frustraciones, que no cesa ni en Navidad.

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