Pasado un primer momento de desconcierto, enseguida intenté asimilar
la maniobra y me puse a elucubrar. Digo maniobra, no en el sentido peyorativo
con el que utilizan la palabra sus encarnizados adversarios, sino porque
cualquier movimiento en política merece este nombre. Nadie en su sano juicio
puede pensar que Sánchez no sepa qué pretende con esta finta, con este amago de
dimisión. Otra cosa es que los demás caigan en las más diversas
interpretaciones, desde los que le llaman Pedro I el triste, pasando por los
que dicen que a la política hay que llegar llorados, hasta los que lamentan que
se haya alcanzado este estado de deterioro de las relaciones
institucionales.
Para mí, se trata de una llamada de atención a los suyos,
sean éstos los de su propio partido, los del partido con el que gobierna en coalición o los de
los partidos llamados de la investidura. Cuando tomó esta decisión, no estaba
pensando en la derecha extrema y en la extrema derecha, porque su
intransigencia, su manera de hacer oposición las debe de tener muy asumidas. No tenía en mente al adversario, sino el fuego amigo. Con esta maniobra da
un aldabonazo en las conciencias de los que no hacen más que poner palos en las
ruedas, cuando saben muy bien que la alternativa política no les conviene, o
porque su ideología nada tiene que ver con las tesis conservadoras o porque la
posibilidad de un gobierno presidido por el tándem Feijóo/Abascal les
perjudicaría.
Ahora bien, lo que no sé ni imagino es hasta dónde esta dispuesto
Sánchez a llegar. Posibilidades hay varias, desde la dimisión y el consiguiente
ahí os quedáis, hasta el anuncio de continuar si a partir de ahora os portáis
bien. Yo tengo la impresión de que su espíritu batallador y su coraje
político no le van a permitir tirar la toalla. Pero vaya usted a saber, porque
la ignominia política, la calumnia, los ataques al entorno familiar, las falsedades y el juego sucio pueden
llegar a doblegar las voluntades más firmes.
Para acabar, sólo dos reflexiones. La derecha de este país
cuando no puede vencer a la izquierda intenta echarla como sea, sin reparar en medios. La izquierda de este
país, dividida en rivalidades estúpidas, le permite a la derecha que en ocasiones se haga con el poder.
Dentro de unos días más, pero ya sobre seguro.
Interesante reflexión de urgencia.
ResponderEliminarAhora nos toca esperar hasta el lunes con el alma en vilo.
Fernando, ya queda menos. En cualquier caso, está claro que la maniobra política está removiendo conciencias.
EliminarCreo que Sánchez ha perdido la oportunidad de mejorar la pésima situación actual de polarización. Su carta, y todo lo que ha derivado de ella, es una denuncia del ataque exagerado del PP y Vox. Es verdad que los dos se han pasado, y mucho, en su agresividad, pero tampoco la izquierda, incluido el PSOE, están libres de culpa. No trato de ver simetría, que no la hay, pero hubiera sido mas acertado una llamada a la cordura de todos, aunque - repito - no haya simetría. No creo en milagros, pero tal vez se hubiera conseguido bajar así un poco el tono general de crispación.
ResponderEliminarTal como han sucedido los acontecimientos muchos creerán - yo incluido - que todo ha sido una maniobra estratégica de Sánchez para aumentar la popularidad entre los suyos. Al fin y al cabo lo que ha desatado la reacción de Sánchez no es otra cosa que la admisión a trámite de una denuncia de Manos Limpias y no creo que eso le ponga realmente nervioso, ni a él, ni a su mujer. Nadie puede negar a Sánchez su imaginación y determinación.
Alfredo, como han pasado varios días desde el "amago" y hemos podido oír la desaforada reacción de las derechas, parte de tu reflexión creo que está ya contestada. No, no hay simetría.
EliminarEn mi artículo digo que doy por hecho que existe cálculo político detrás de la reacción de Sánchez, como corresponde a un político hábil. Totalmente legítimo.
Lamentablemente, no creo que se pueda romper la polarización, porque no se cuenta con la colaboración de una de las partes, y esta manera de hacer oposición favorece a PP y VOX, o no, como diría Rajoy. Y, como dijo Aznar, que cada uno haga lo que pueda. Más claro el agua.
Ya he publicado otro artículo sobre este asunto, "Punto y aparte", y supongo que la situación me inspirará alguno más.