19 de octubre de 2024

Los militares de la democracia

 

Me decía hace unos días un buen amigo, lector habitual de estas páginas, que le preocupaba que toda esta agitación política que los ciudadanos estamos soportando, provocada por unos y por otros, pudiera llamar al alboroto en los cuarteles. Le contesté que en mis preocupaciones no entraba una cosa así, porque creo conocer bien el estamento y no me parece que exista ninguna posibilidad. Es verdad que la mentalidad de algunos militares es conservadora o muy conservadora, pero si hay un colectivo del Estado que haya sufrido una enorme transformación desde el inicio de la democracia hasta hoy es precisamente el militar. Esas cartas que circulan de vez en vez con berrinches malhumorados están firmadas por “viejas glorias” ya retiradas. No son más que pataletas.

Los militares constituyen en la actualidad una de las carreras más valoradas de nuestra sociedad. La nota de corte para entrar en las Academia Militar, en la Escuela Naval o en la Academia del Aire es la más alta de las exigidas en cualquier centro universitario de España. Además, ahora los militares salen de sus centros educativos con las dos estrellas de teniente o con la barra de alférez de navío en las hombreras y un título de ingeniería en el bolsillo. Estamos hablando, por tanto, de ciudadanos con un alto nivel de formación y con un gran conocimiento del mundo que les rodea.

Por otro lado, su capacidad profesional, sometida a continua revalidación por el exigente sistema de ascensos vigente, está obligada a mantenerse al día, posiblemente en un grado bastante mayor que en muchas otras profesiones. Su entorno de trabajo los obliga a dominar un alto nivel de conocimientos técnicos debido a la evolución de los complejos sistemas de armas y de comunicaciones que utilizan.

Por si todo lo anterior no fuera suficiente para concluir que estamos muy lejos de aquellos militares con fama de aburrirse en sus cuarteles, porque no tenían demasiadas cosas que hacer y se entretenían en conspiraciones cuarteleras, no se debe olvidar que ahora forman parte de unas alianzas globales que propician el contacto frecuente con sus colegas de otros países, todos ellos democráticos, donde los ruidos de sables no tienen cabida.

Decía arriba que el colectivo militar ha sufrido una enorme transformación. Ojalá otros sectores profesionales hubiera evolucionado al mismo ritmo que lo han hecho las Fuerzas Armadas y alcanzado unas cotas de democratización semejantes a las de los militares. La transformación del colectivo castrense se inició nada más acabar la dictadura, cuando aún en su cúpula figuraban militares franquistas, muchos de los cuales no veían con buenos ojos el advenimiento de la democracia. Sin embargo, poco a poco, sin grandes aspavientos y gracias a una paulatina transformación de los planes de estudios, la cosa fue cambiando, hasta el punto de que hoy podemos decir que contamos con unos ejércitos profesionales totalmente adaptados a nuestros tiempos, disciplinados y a las órdenes del gobierno de turno.

Ahora, cuando algunos políticos vocean sus frustraciones por las esquinas, me he acordado de una frase que me dijo hace un tiempo un general amigo mío: los socialistas serán lo que sean, pero saben mandar mejor que los otros.

2 comentarios:

  1. ¡Qué bueno que sea así! Nos quedamos más tranquilos.
    Fernando

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  2. Lo contrario no tendría ningún sentido en pleno siglo XXI, perteneciendo a la UE y a la OTAN.

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