Ya me ha pasado en varias ocasiones: amigos que dicen sentirse aludidos en algunas de mis reflexiones en este blog. La verdad es que cuando me sucede lo desmiento, aunque pensándolo mejor quizá en algunos casos tengan razón. Decía en “Apertura”, mi primera entrada en este blog, que los demás, aquellos que rodean a cada uno de nosotros, constituyen parte de tu propia realidad. Lo pensaba entonces y lo sigo pensando ahora. Recibimos todos los días mucha información y de muchos sitios, pero quizá la que más huella deje en nuestras conciencias sea la que procede de nuestro entorno más próximo. Eso nos honra a nosotros y honra a quien nos rodea.
De manera que sí, que aunque no esté pensando en nadie concreto cuando escribo, es indudable que la influencia de ciertas opiniones o de ciertas actuaciones o de ciertas palabras se desliza en mis pensamientos y por tanto después en mis escritos. Me ha sucedido y supongo que me seguirá sucediendo. Es inevitable. Pero eso no significa que esté criticando o poniendo en tela de juicio o quizá alabando a nadie, supone que mi percepción de ese asunto me ha llegado a través de mucha gente, pero también a través del que se ha sentido aludido.
Resulta que además parece que estas situaciones suceden no sólo en entradas de carácter social o político, también en otras más intrascendentes o incluso frívolas. Claro, es que estamos en la misma situación. Quienes me rodean influyen en mí en lo sustancial y también en lo irrelevante. Digámoslo de otra forma: es que son mis amigos.
Me pide el cuerpo seguir profundizando algo más en la idea de las alusiones y no dejar las cosas tan en el aire. Pero voy a detenerme aquí, no vaya a ser que alguien se de por aludido.
Por favor, no sigas.
ResponderEliminarUn aludido.
Estoy leyendo La Sombra del Nilo. (28 de Marzo de 2008). Yo nací el día de San Ambrosio....¿Sería el Santo igual de inutil que vuestro guía? No me extraña que desataras tu ira. Seguiré leyendo.
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