17 de febrero de 2015

¿Quo Vadis, PSOE?


No es bueno empeñarse en escribir bajo la influencia de un cabreo como el que yo tengo en estos momentos, pero estoy tan indignado que no he podido evitar abrir el ordenador y empezar a redactar estas líneas. De manera que es posible que caiga en lo políticamente incorrecto, aunque debo confesar que a estas alturas de la película me importan muy poco ciertas incorrecciones. No tengo más remedio que desahogarme.

La situación que está viviendo el PSOE de Madrid, el llamado PSM, se parece más a una escena del cine de los hermanos Marx que a un proceso político racional. Vaya por delante que no soy militante de este partido, pero haber depositado tantas veces mi confianza en esa opción me da derecho a expresar lo que pienso en cada momento.

La destitución de Tomás Gómez como candidato a presidente de la Comunidad de Madrid era inevitable desde la óptica de la eficacia política. Las encuestas dibujaban un panorama preocupante para su partido en la capital de España y aunque sólo fuera por ello ya estaría justificado su cese. Además, salvada la presunción de inocencia que le otorgo a todo el mundo, los rumores sobre su posible implicación en asuntos económicos poco claros no lo hacían el mejor de los candidatos posibles, menos en los tiempos que corren. Es verdad que los militantes del partido en Madrid lo habían escogido y es verdad que las primarias son un hecho deseable en política, pero la dirección tiene la obligación moral de actuar con mano de hierro en determinadas situaciones. En la guerra como en la guerra, dice el viejo adagio.

Pero que fuera necesario tomar esta medida no quita importancia al hecho de que la imagen del partido haya quedado tocada. Por eso, a partir de ese momento hubieran sido necesarias dos cosas, por un lado que la dirección del PSOE explicara con claridad las razones de su decisión, es decir, que usara eso que se llama pedagogía política para orientar a sus simpatizantes, y por otro que los responsables a nivel autonómico aceptaran con sentido de compromiso la decisión y no entraran en guerras más o menos soterradas, que ante la opinión pública aparecen como expresiones de ambición personal o como pataletas sin sentido. Lo que tenían que haber hecho era ponerse a disposición de la Ejecutiva, manifestar discretamente su disponibilidad y esperar a que los llamaran, si les llamaban. Pero en vez de hacerlo así, han salido a la palestra a voz en grito para pedir que se abra un hueco a sus pretensiones. Ni he visto las explicaciones de unos ni la sensatez exigible en otros

Cualquier organización humana necesita ante todo cohesión interna y eso sólo se consigue aceptando el principio de la disciplina. Lo contrario es suicida, por no decir absolutamente ineficaz. Puede que algunos al leer la frase anterior piensen que carezco de talante democrático. En absoluto. Me gustan las primarias y creo en que las bases deben disponer de los cauces democráticos necesarios para impulsar hacia arriba los cambios que se necesiten en cada momento. No me gustan, por el contrario, ni las mordazas ni el dedazo. Pero las excepciones hay que tratarlas como tales.

En este momento el PSOE está ante una situación excepcional, yo diría que en una coyuntura histórica, y podría salir airoso de ella si no le faltara inteligencia y no le sobrara mezquindad a alguno de sus dirigentes. Esta mañana he oído en una cadena de televisión declarar a uno de sus más conocidos líderes en Madrid que para tomar la decisión de optar a candidato no había contado con la opinión del Secretario General del partido, simplemente respondía al dictamen de su conciencia. Queda muy bonito, pero demuestra una enorme carencia de cordura política.

Alguien que me conoce muy bien me preguntó hace poco qué iba a votar en las próximas elecciones. Mi contestación fue que procuraré mantenerme fiel a mis ideas, porque lo que está sucediendo son circunstancias pasajeras que no deberían modificar mi intención de voto. Ahora bien, como sigan agrediendo mi sentido de la realidad política tendré que pensármelo dos veces antes de votar lo que siempre he votado.

Aún hay tiempo para que rectifiquen la deriva.

2 comentarios:

  1. Luis, para escribir estos días sobre el PSOE tendrías que hacerlo como cuando te sientas en un restaurante de sushi, de esos que tienen una cinta sin fin y los platillos no se acaban nunca: justo cuando publicas tu artículo ha surgido lo de los "imputados, pero no imputados" andaluces.
    O dejas de escribir sobre el PSOE o te dedicas a ello a tiempo completo.
    Para lo primero te recomiendo un viaje a un país como la India donde no oirás nunca la palabra "política española" y para lo segundo que te vayas a tu "huerto abandonado" ahora que se acaba el invierno. Si no será un sinvivir.
    Angel

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    1. Lo siento, pero seguiré dando mis opiniones aunque las noticias me sobrepasen. Gajes del directo, que dicen por ahí. Por cierto, que lo de los imputados pero no imputados no me ha sorprendido en absoluto. Además, ese hecho en nada desdice la opinión que expreso en esta entrada. En cualquier caso ya advertí que estaba cabreado y quien avisa no es traidor.
      Por cierto, aquí tampoco se oye mucho "política india", salvo cuando ponen una bomba en Bombay (dónde las van a poner si no).
      El otro huerto está ahora en reposo invernal. Ya le tocará el turno.

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