13 de marzo de 2015

Carta abierta a Pedro Sánchez

Querido y respetado Secretario General del PSOE.

Me dirijo a ti en calidad de viejo votante del partido que lideras, al que nunca me afilié, quizá por eso de que prefiero la independencia ideológica a la atadura administrativa. De esta forma puedo elegir en cada ocasión lo que mejor encaje en mis ideas y, sobre todo, merezca mi confianza. Prefiero mantenerme alerta.

Te confieso que abrigo la esperanza de que puedas poner orden y encauzar al Partido Socialista, que está necesitado de una purga de decencia, no porque la militancia se haya corrompido, sino porque algunos listos se han aprovechado de su condición de políticos profesionales durante demasiado tiempo y han manchado con espurias maniobras el nombre de una formación política que, a mi juicio, ha representado y sigue representando el instrumento imprescindible para realizar las reformas estructurales que necesitamos los españoles, sobre todo los más necesitados, que ya van siendo muchos en esta España empobrecida.

No te voy a dar nombres, porque tú los sabes muy bien. Que no te tiemble el pulso a la hora de apartarlos y que no te sirva de disculpa la porquería que arrastran los demás partidos, que ya sabemos que es mucha. Cada palo que aguante su vela, como dice el proverbio. El electorado no es idiota y no va a disculpar la corrupción de alguno de los tuyos por eso de que “y tú más”. Déjales ese argumento a ellos, que está ya muy manido y no convence a nadie.

Una cosa son los errores políticos que se cometen, inevitables cuando se gobierna y hay que tomar decisiones, y otra la falta de honradez. A tu antecesor en la Secretaría General del partido podrá achacársele equivocaciones, quizá falta de olfato político e, incluso, puede ser que cierta dosis de ingenuidad, como consecuencia de ese optimismo antropológico del que hacía gala; pero no que no fuera honrado. La Historia lo juzgará como gobernante, teniendo en cuenta las circunstancias que rodearon sus mandatos, nada fáciles por cierto; y el electorado, que no perdona, ya dio su veredicto en forma de derrota en las urnas.

No sólo debes combatir la corrupción interna, también mostrar con claridad al electorado el programa del PSOE, sus irrenunciables objetivos de solidaridad con los más débiles, la decidida intención de profundizar en las reformas democráticas y modernizar el país, sin concesiones a la demagogia ni a las vías rápidas. Creo que fue Unamuno quien dijo que prefería la gota que horada en vez de la convulsión volcánica. La primera labra la piedra y deja huellas indestructibles. La segunda puede hacerla añicos.

Te lo diré de otra forma, para no dar lugar a dudas interpretativas: no defraudes a la izquierda moderada de este país, que es mucho más amplia de lo que pueda parecer. Porque si la defraudas, algunos de ellos se deslizarán hacia esa derecha de nuevo cuño que ha aparecido recientemente en el panorama electoral de nuestro país, que se autocalifica de moderada; o, en mayor número, hacia esa “otra izquierda”, también de nuevo cuño y de incierto programa.

Todavía confío en que estés a la altura de las circunstancias. En ese caso, y sólo en ese caso, el PSOE seguirá contando con mi modesto apoyo en las urnas y tú con mi respeto político.

Mucha suerte.

2 comentarios:

  1. Con el permiso de mi amigo y autor de este Blog, quiero aprovechar su "sobre" para incluir en él -también- mi carta abierta al...

    Querido y respetado Secretario General del PSOE:

    Me gustaría decirte que me siento inclinado a creer en tí, como creí en tus predecesores Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Pero, aunque tu eres ahora el Secretario General, el Partido te supera, y ya no creo en el Partido.

    Tantas mentiras, engaños, frustraciones, incumplimientos... han dejado huella, y va a ser muy difícil que con palabras puedas acrecentar mi confianza en esa estructura de poder desarrollada al margen de los ciudadanos. Por mucho que me "muestres con total claridad tu programa y me hables de sus irrenunciables objetivos de solidaridad con los más débiles y de la decidida intención de profundizar en las reformas democráticas y modernizar el país", ¿cómo creerte, sin caer nuevamente en la ingenuidad?, ¿y qué decir de cualquier promesa que hagas de honradez y transparencia, en nombre del Partido, si casi siempre y en casi todos los puestos en que habéis estado -gobernárais vosotros o no- ha habido cientos de corruptos, aprovechados de la confianza de los votantes?

    He llegado a pensar que con nuestros votos nos hemos hecho culpables y cómplices de vuestros desmanes y es, por tanto, llegado el momento de retiraros -hasta mejor ocasión- el modesto apoyo que hasta ahora os he dado, para no pecar de irresponsable.

    De todas formas, si finalmente triunfas, desearé que me demuestres que estoy equivocado en mis dudas y prevenciones. Un fuerte abrazo.

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  2. Vale, querido Alfonso GLD: queda adjunta a la mía. La diferencia entre las dos está en que yo no confío en izquierdas de vía rápida, redentoras de los sufrimientos de los débiles mediante milagros. Como no tengo la suerte de disponer de alternativa que me resulte intelectualmente razonable, exijo a nuestro amigo Pedro, de cuyo partido con sus claroscuros me fio, que expulse a los mercaderes del templo. Creo que puede hacerlo y ya ha empezado a moverse. Veremos dónde está la ingenuidad.

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