Sucedió lo que las encuestas decían que iba a suceder, ni más ni menos. El PSOE de Susana Díaz ganó las elecciones, y además con unos resultados superiores a los esperados. Los 47 escaños obtenidos no sólo sitúan a esta formación muy por encima de la segunda, la del Partido Popular, sino que además la colocan donde ya estaba, próxima a la mayoría absoluta, que en el Parlamento de Andalucía es de 55 diputados.
El PP ha descendido nada más y nada menos que en 17 diputados. Podemos, una de las dos fuerzas políticas emergentes, irrumpe con 15 escaños -menos de los que podía esperarse después de tanto alboroto mediático como se ha formado-, a costa de la posición de Izquierda Unida, que baja hasta sólo 5 representantes. Por último, Ciudadanos, fuerza conservadora situada a la izquierda del PP, ha conseguido 9 asientos parlamentarios.
Hasta aquí los valores numéricos que ya están en las hemerotecas. A continuación mi humilde valoración de los resultados, que por supuesto no tiene por qué coincidir con la que hagan otros. Ya sabemos que el color lo da el cristal a través del que se mira y la tonalidad del mío es muy bien conocida por mis amigos seguidores de este blog.
Para empezar diré que no creo que estos resultados puedan extrapolarse al conjunto del Estado, porque la personalidad de Andalucía es muy acusada, dicho lo anterior en términos socio económicos. Oía decir esta mañana a Susana Díaz en una entrevista en la radio, que el paro estructural en su comunidad ha superado históricamente en diez puntos a la media nacional, consecuencia de un tejido industrial desequilibrado y empobrecido, y del gran peso relativo que la agricultura aún mantiene en su economía, cuyo rendimiento, por si fuera poco, está muy mal repartido. Es fácil entender que allí las soflamas de austeridad “merkelianas” no gusten, como tampoco la última reforma laboral, ni la muerte por inanición de la ley de dependencia, ni las subidas de impuestos. .Los conservadores nunca han entendido Andalucía y quizá sea esa la razón de la larga permanencia del partido socialista en el poder.
Sin embargo, sí hay matices en estos resultados que apuntan maneras. El primer dato a tener en cuenta es el brusco descenso del Partido Popular, nada más y nada menos que de 50 a 33 escaños. No creo que ante estos resultados le quepa a nadie duda de que Ciudadanos se ha llevado parte de las papeletas de la derecha. Esta formación, que el PP tanto ha criticado en la campaña electoral porque tanto temía, ha atraído el voto conservador moderado, el de los centristas que yo mencionaba el otro día en un artículo de este blog. Atención al dato, porque podría significar un giro hacia la moderación del voto conservador, lo que significaría una posible escisión que dejaría al PP todavía más escorado a la derecha.
La segunda consecuencia es que Podemos ha atraído el voto de Izquierda Unida en gran medida, pero el de muy pocos socialistas. ¿Es esto extrapolable al conjunto de la nación? Yo creo que sí, sobre todo lo primero, es decir, que Podemos parece llamado a sustituir a la tradicional coalición de izquierdas. Al fin y al cabo la nueva formación no es sino una gran alianza de “círculos” que se autodenominan progresistas. No tengo tan claro sin embargo que Podemos no vaya a erosionar el voto del PSOE en el resto de España. Aunque quizá estos resultados muevan las conciencias de no pocos tránsfugas en potencia y amortigüen el efecto de atracción del nuevo partido.
Pero, ¿qué va a suceder con las alianzas poselectorales? Susana Díaz ha dejado muy claro que hay dos que no considera, con el PP y con Podemos. A partir de ahí se puede elucubrar, porque la aritmética parlamentaria acepta otras combinaciones. Pero a estas alturas, después de haber oído a los líderes de las distintas formaciones políticas andaluzas valorar el resultado de las elecciones, me inclino a pensar que el PSOE gobernará en solitario, con apoyos ocasionales procedentes de Ciudadanos y quizá de IU, sin necesidad de establecer acuerdos previos de legislatura.
Por último y muy importante: la figura de Susana Díaz ha salido muy reforzada. Ella dice –esta mañana he tenido ocasión de oír su reiterada insistencia- que su lugar “ahora” está en Andalucía. Yo prefiero creérmelo, porque desde su comunidad puede desarrollar políticas que contribuyan a reafirmar la presencia del PSOE en el resto de las comunidades. Es joven y ya tendrá tiempo de dar el salto a Madrid, legítima aspiración de cualquier político ambicioso. Y a Susana Díaz no le falta ambición política.
El PP ha descendido nada más y nada menos que en 17 diputados. Podemos, una de las dos fuerzas políticas emergentes, irrumpe con 15 escaños -menos de los que podía esperarse después de tanto alboroto mediático como se ha formado-, a costa de la posición de Izquierda Unida, que baja hasta sólo 5 representantes. Por último, Ciudadanos, fuerza conservadora situada a la izquierda del PP, ha conseguido 9 asientos parlamentarios.
Hasta aquí los valores numéricos que ya están en las hemerotecas. A continuación mi humilde valoración de los resultados, que por supuesto no tiene por qué coincidir con la que hagan otros. Ya sabemos que el color lo da el cristal a través del que se mira y la tonalidad del mío es muy bien conocida por mis amigos seguidores de este blog.
Para empezar diré que no creo que estos resultados puedan extrapolarse al conjunto del Estado, porque la personalidad de Andalucía es muy acusada, dicho lo anterior en términos socio económicos. Oía decir esta mañana a Susana Díaz en una entrevista en la radio, que el paro estructural en su comunidad ha superado históricamente en diez puntos a la media nacional, consecuencia de un tejido industrial desequilibrado y empobrecido, y del gran peso relativo que la agricultura aún mantiene en su economía, cuyo rendimiento, por si fuera poco, está muy mal repartido. Es fácil entender que allí las soflamas de austeridad “merkelianas” no gusten, como tampoco la última reforma laboral, ni la muerte por inanición de la ley de dependencia, ni las subidas de impuestos. .Los conservadores nunca han entendido Andalucía y quizá sea esa la razón de la larga permanencia del partido socialista en el poder.
Sin embargo, sí hay matices en estos resultados que apuntan maneras. El primer dato a tener en cuenta es el brusco descenso del Partido Popular, nada más y nada menos que de 50 a 33 escaños. No creo que ante estos resultados le quepa a nadie duda de que Ciudadanos se ha llevado parte de las papeletas de la derecha. Esta formación, que el PP tanto ha criticado en la campaña electoral porque tanto temía, ha atraído el voto conservador moderado, el de los centristas que yo mencionaba el otro día en un artículo de este blog. Atención al dato, porque podría significar un giro hacia la moderación del voto conservador, lo que significaría una posible escisión que dejaría al PP todavía más escorado a la derecha.
La segunda consecuencia es que Podemos ha atraído el voto de Izquierda Unida en gran medida, pero el de muy pocos socialistas. ¿Es esto extrapolable al conjunto de la nación? Yo creo que sí, sobre todo lo primero, es decir, que Podemos parece llamado a sustituir a la tradicional coalición de izquierdas. Al fin y al cabo la nueva formación no es sino una gran alianza de “círculos” que se autodenominan progresistas. No tengo tan claro sin embargo que Podemos no vaya a erosionar el voto del PSOE en el resto de España. Aunque quizá estos resultados muevan las conciencias de no pocos tránsfugas en potencia y amortigüen el efecto de atracción del nuevo partido.
Pero, ¿qué va a suceder con las alianzas poselectorales? Susana Díaz ha dejado muy claro que hay dos que no considera, con el PP y con Podemos. A partir de ahí se puede elucubrar, porque la aritmética parlamentaria acepta otras combinaciones. Pero a estas alturas, después de haber oído a los líderes de las distintas formaciones políticas andaluzas valorar el resultado de las elecciones, me inclino a pensar que el PSOE gobernará en solitario, con apoyos ocasionales procedentes de Ciudadanos y quizá de IU, sin necesidad de establecer acuerdos previos de legislatura.
Por último y muy importante: la figura de Susana Díaz ha salido muy reforzada. Ella dice –esta mañana he tenido ocasión de oír su reiterada insistencia- que su lugar “ahora” está en Andalucía. Yo prefiero creérmelo, porque desde su comunidad puede desarrollar políticas que contribuyan a reafirmar la presencia del PSOE en el resto de las comunidades. Es joven y ya tendrá tiempo de dar el salto a Madrid, legítima aspiración de cualquier político ambicioso. Y a Susana Díaz no le falta ambición política.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Cualquier comentario a favor o en contra o que complemente lo que he escrito en esta entrada, será siempre bien recibido y agradecido.